Nota: Descripción de la Manada en los Boletines 27 y
32).
1. RELACIÓN HERMANAS
La relación de las hermanas que marcó, en su momento,
los grandes cambios en nuestra convivencia con la manada y las modificaciones
de las rutinas y del espacio de vigilancia, no ha variado en nada;
su relación sigue siendo de amor-odio.
Si no estuviesen permanentemente separas, literalmente se matarían,
esto no implica, no obstante, que la ausencia de una de ellas deje
indiferente a la otra, todo lo contrario, le inquieta y le angustia
sobremanera. Incluso pasan de ladrarse y morder los barrotes que
les separa, a lamerse entre ellos.
Es muy propio, sobre todo de la HJ1, coger cosas de las que parece
celosa y dirigirse a la puerta que les separa de donde salen y entran,
y montar guardia con el fin de provocar y molestar a la otra, consiguiéndolo
la mayoría de la veces.
Las dos hermanas no suelen poner ningún problema a permanecer
encerradas en sus zonas de exclusión. Tienen memorizadas
las horas en las que entran y salen de ellas, y montan incluso guardia
en las puertas de entrada a esa hora. Nos atrevemos a afirmar que
en las zonas de exclusión se encuentran cómodas.
Desde cachorros las entradas a las zonas de exclusión han
ido acompañadas de un mínimo premio (normalmente comida,
pienso o trozo de pan duro), lo que ha provocado que de adultos
no interpreten su exclusión como un castigo, sino como algo
natural.
Las funciones de vigilancia, con respecto a los mayores, las realizan
muy "relajadamente", con poca iniciativa, salvo cuando
estos están encerrados o ausentes, que si que se muestran
más responsables.
2. RELACIÓN MADRE-MANADA
2.1. RELACIÓN MADRE -HIJAS
Realmente lo más relevante de la relación de la madre
con sus hijas es que ésta se ha equivocado:
A la hembra joven, a priori dominante, la ha sometido desde pequeña
hasta el año y medio a una sistemática rutina de sometimiento
y de marcaje, lo que ha provocado que la joven en ningún
momento se le revele.
"Cregüeña" se equivocó
Foto Binimeler
Su convivencia de día es perfecta, siempre están
juntas. La hembra joven idolatra a su madre y sólo intenta
contentarla, provocar que juegue con ella, lamerla y obedecer sin
rechistar las órdenes de vigilancia. La rutina de sometimiento
que la madre ejerció sobre la HJ1 ha hecho, no obstante,
que ésta se muestre insegura y tímida si su madre
no está con ella.
La "equivocación" de la madre, o falta de cálculo,
ha estado con la HJ2, a priori de baja dominancia, a la cual ha
marcado y sometido muy puntualmente, protegiéndola constantemente,
y que, a diferencia de la otra hembra, se le reveló al año
y medio, produciéndose una gran pelea. Este hecho provocó
su separación permanente. Si que es verdad, no obstante,
que la madre y la HJ2 se tienen ganas y no pueden convivir juntas,
pero nada comparado con el odio-amor de las hermanas.
Las tres hermanas entran por simpatía en celo
en el transcurso de una semana, desde el momento en que entra la
primera. Cuando una de las jóvenes entra en celo la madre
tarda, como máximo, 48 horas en entrar en celo, en cambio
las jóvenes tardan incluso una semana. La necesidad de la
madre de dominar, de mostrarse como perra Alfa, hace que no pueda
consentir más celo que el suyo. Obviamente, en este periodo
la madre está especialmente agresiva con las otras hembras.
La madre durante el día, en ningún momento pierde
la concentración en la vigilancia y en su dominio territorial,
por lo que su carácter se ha endurecido. Cuando encerramos
a la madre, la HJ1 hace permanente guardia en la puerta del encierro,
hasta que la primera sale. La HJ1 sólo deja de hacer guardia
en la puerta para ladrar y sustituir a su madre en las funciones
de vigilancia.
Aixa hace "guardia"
Foto Binimeler
La HJ2 presenta una fobia innata: El pánico al humo de los
incendios. Es una Fobia "Innata", que ningún
otro miembro de la camada tiene.
2.2. RELACIÓN MADRE-MACHO ADULTO
El vínculo entre ellos dos, a medida que pasan los años
aumenta día a día. Realmente será complicado
para el que quede, cuando falte uno de ellos.
La preferencia del macho adulto por "su" hembra se puede
comprobar en algo tan evidente como son las montas. Sin atrevernos
a hablar de "Monogamia" entre ellos, si que es evidente
que el macho la prefiere sin dudarlo a las otras hembras. Al entrar
las tres en celo en el mismo periodo, comprobamos cómo el
macho ignora a las jóvenes y sólo monta a la hembra
adulta.
2.3. RELACIÓN MADRE - MACHO JOVEN
Lo más llamativo de su relación es la autoridad permanente
que tiene la madre sobre el macho joven, hayan pasado incluso seis
meses de su última visita. En sus visitas ocasionales la
madre le realiza un marcaje implacable y él lo acata resignado.
Especialmente inflexible se muestra la madre los dos primeros días
de su visita.
El vínculo, el apego, el recuerdo es tan poderoso, que tiene
su máxima expresión en una fobia "adquirida"
por el macho joven. Esta fobia tiene su origen en la entrada de
un rayo por la chimenea de la casa de sus propietarios, con él
en el interior. Hasta ese momento el perro no tenía miedo
a los truenos y relámpagos, sino que los desafiaba y le encantaba
salir al exterior para disfrutar de las tormentas, a partir de ese
incidente, a los rayos y truenos les tiene pánico. Cuando
viene de visita y existen tormentas, la única y eficaz forma
que su terror desaparezca y recupere su antigua actitud, es ponerlo
con su madre. Su madre le realiza dos llaves de "Judo"
y partir de ese momento, siempre al lado de ésta, recupera
el placer por pasearse entre rayos, truenos y diluvios.
Llave de "Judo"
Foto Binimeler
3. RELACIÓN MACHO ADULTO-MANADA
3.1. RELACIÓN MACHO ADULTO-HEMBRAS JÓVENES
El macho adulto ignora a las hembras jóvenes, salvo cuando
se tiene que vigilar, que les recuerda contundentemente sus funciones.
El primer año jugaba un poco con ellas, hoy en día
prácticamente nunca. Le molesta, no obstante, que la madre
se exceda en sus funciones de castigo sobre la HJ1, realizando unos
ladridos agudos de "queja" o "malestar" por
la violencia gratuita.
3.2. RELACIÓN MACHO ADULTO-MACHO JOVEN
Lo expuesto el año pasado es aplicable a este año.
El macho joven "se sabe" el segundo macho, se somete al
macho adulto, puede incluso, convivir en el mismo espacio, aunque
éste lo ignora completamente. El macho joven realiza exactamente
las mismas rutinas de vigilancia del padrastro, pasando
por los mismos sitios y con unos puntos de oteaje o vigilancia,
perfectamente establecidos.
La salvedad a la normalidad de su relación se produjo en
una de las visitas que coincidió con el celo de las hembras.
El macho joven estaba en una zona de exclusión y se pudo
observar un nuevo ritual entre los dos machos. El celo de las hembras
provocó en el joven tuviese un gran estado de ansiedad, a
pesar de estar aislado, mostrándose altamente agresivo con
respecto al adulto cuando éste se acercaba hacia su espacio
de exclusión. El macho adulto al anochecer realizaba un ritual
que volvía loco al joven, que consistía en caminar
lentamente durante una hora por el exterior del vallado de exclusión,
en total silencio, con la Rueda Pirenaica y marcando
todos los límites de la zona de exclusión, mientras
el joven se volvía histérico.
Este ritual del macho adulto se realizó a la misma hora
y de la misma manera, el tiempo que duro la época de celo
de las perras. Era una forma de ejercer de forma contundente, su
mayor jerarquía sobre el macho, a pesar de este sutil ritual,
el macho joven no le guardó ningún rencor a su padrastro
en posteriores visitas.
4. RELACIÓN MACHO JOVEN-JÓVENES
HEMBRAS
La especial relación del MCHJ con respecto a la HJ1 se mantiene
e incluso se fortalece con el tiempo. En cambio con la otra hembra,
la relación ha empeorado a pesar de que puedan convivir,
no sin producirse al tercer o cuarto día de convivencia,
alguna pelea, en la que el macho joven impone sus kilos, pero la
relación no es buena. La HJ2 no muestra desagrado por vivir
sola en espacios reducidos, podría incluso llegar a vivir
en un piso sin ningún problema.
Familia "bien" avenida
Foto Binimeler
|