Artículos Publicados en el CEPMP

 
 BOLETÍN Nº 27.1 3º TRIMESTRE 1999 
  ETOLOGÍA DEL MONTAÑA DEL PIRINEO
   
   
  OBSERVACIONES CONDUCTUALES DEL MONTAÑA DE LOS PIRINEOS
COMPORTAMIENTO DEL MONTAÑA EN MANADA
  Por Sylvie Tarlowski y Toni Meler
   
  INTRODUCCIÓN
 


Este artículo es un intento de describir hasta que punto el tener más de dos Montañas en casa supone un cambio convivencial radical, no tan solo entre ellos, sino entre ellos y nosotros.

La pax montañera que se tiene en casa con un Montaña o con una pareja de Montañas de distinto sexo se rompe drásticamente al incorporar nuevos miembros. La correcta educación de una Pareja de Montañas de distinto sexo se realiza fácilmente, gestionando con un mínimo de coherencia el sí, el no, el quieto y tres ó cuatro órdenes verbales más, durante los primeros meses de vida de nuestros camaradas caninos. No obstante, ante la incorporación de nuevos miembros la "facilidad" para educar en pos de una tranquila convivencia desaparece rápidamente. De repente al crecer la familia montañera aparecen problemas, básicamente de Posicionamiento de Estatus en la manada y como consecuencia, una catarata de fenómenos socio-caninos que van desde la Dominancia, los Celos, las peleas, los subgrupos, etc., etc.

El pequeño manual de educador de Montañas, al convivir con una manada se rompe hecho añicos. Los castigos aparecen rápidamente una vez el "Modelaje Conductual" con órdenes verbales es ineficaz. El instinto bestial del Montaña en Camada, seleccionado durante siglos aparece rotundamente.

Unos que tenían, como era nuestro caso, la ingenua idea de convivir en perfecta armonía familiar canino-humana, llegan a la conclusión, a nuestro pesar, de separar a los miembros conflictivos de la manada para evitar peleas y sus dramáticas consecuencias.


Manada de Binimeler
Foto Binimeler

Hemos visto y nos han dicho que existen criadores que tienen varios Montañas machos y hembras en un mismo espacio, como lo consiguen sin que sea una batalla campal lo ignoramos. La mayoría de consocios que tienen más de dos Montañas han tenido, tarde o temprano, los problemas que nosotros hemos tenido, y han tenido que separarlos como nosotros. Podemos asegurar que, aunque separar a tus Montañas sea doloroso, más doloroso es intentar separar a dos de tus hembras de más de 40 Kilos en plena pelea. No queremos ni pensar lo que debe ser separar dos machos adultos de 60 Kilos.

 

  DESCRIPCIÓN DE LA MANADA. Datos de Mayo de 1999
 

 

  1. Macho Adulto (Mach) de 5 años. Relación de parentesco: padrastro. Talla 77 cm, 50-52 kilos.

    Comportamiento: alta dominancia en su territorio, cariñoso pero sin excesos, alta sociabilidad con las personas fuera de su territorio. Soporta muy mal la separación con la familia humana y con la perra con la que se ha criado.
  1. Hembra Adulta (HAD) de 4 años. Relación de parentesco: madre, talla 70 cm, 47-48 kilos.

    Comportamiento: alta dominancia dentro y fuera de su territorio, no duda en enfrentarse a los machos. Distante con las personas ajenas a la familia. Gran apego a la familia humana pero con un alto grado de independencia. Gran contundencia en sus acciones de Dominancia.
  1. Hembra Joven (HJ1) de 14 meses. Relación de parentesco: hija de HDA. Talla a los cinco meses y medio: 62 cm y 30 kilos. A los nueve meses 68 cm y 36 Kilos. A los 14 meses: 69 cm. y 40 Kilos.

    Comportamiento (perfil extraído del test de Campbell y de la observación diaria): Alta Dominancia, de cachorra era el centro de todas las peleas, de gran hiperactividad, no soporta espacios cerrados(coche, interior de la casa, etc. Le entusiasma salir del territorio de Vigilancia, es sociable con otros perros(a pesar de que provoque los conflictos). Es poco amante de las caricias humanas, alto grado de independencia general y baja obediencia.
  1. Hembra Joven (HJ2) de 14 meses. Relación de parentesco: hija de HAD. Talla a los cinco meses: 63 cm y 32 Kilos. A los 9 meses: 70 cm y 40 Kilos.14 meses: 71 cm y 42 Kilos.

    Comportamiento (test de Campbell y observación diaria): Dominacia media, poco sociable con otros perros ajenos a la camada, muy sociable con los humanos, no le gusta salir de su territorio, muy celosa de las caricias y "sus" espacios, no le importa lo más mínimo estar encerrada, alto grado de dependencia con la familia humana y alta obediencia.
  1. Macho Joven (MJ) de 14 meses. Relación de parentesco: hijo de HAD. Talla a los cinco meses: 66 cm y 36 Kilos; 9 meses: 73 cm y 44 Kilos; 14 meses 74 cm y 50 Kilos.

    Comportamiento (test Campbell y observación diaria). Altísima sociabilidad con personas, perros y todo ser viviente. Gran dominio de sí mismo, le cuesta muchísimo perder el control. Gran apego a los propietarios. Muy activo y entusiasta de los juegos. Inclusión ocasional en la manada, concretamente a los 6 meses: una semana; a los 9 meses: tres semanas, y a los 14 meses: una semana.
  • Espacio de Vigilancia: 2.500 metros cuadrados.
  • Familia Humana: Formada por dos miembros adultos.
  • Zona de reclusión /separación: 100 metros cuadrados

Foto Manada de Binimeler
Foto Binimeler

Zona de separación
Foto Binimeler

 

  CONDUCTA OBSERVADA ENTRE LOS MIEMBROS DE LA MANADA
 


1. Relación Hermanas

Sin dudarlo la "relación" entre las dos hermanas, es lo que ha condicionado y ha cambiado cualitativamente la vida de nuestros Montañas y la "nuestra" con ellos. Siendo como son dos hembras de una personalidad muy diferente, las dos son de parecida fuerza física y las dos tienen una cualidad seleccionada en los Montañas durante siglos: CARÁCTER con mayúsculas.

Conviven en solitario sin sus hermanos de camada desde los dos meses y medio, es a partir de este momento que podemos analizar su relación, ya que cuando la camada de 9 hermanos estaba al completo prácticamente no se "trataban".

DISPUTAS:

Las dos hermanas se convierten en inseparables desde que están sin sus hermanos, comen juntas, duermen juntas y comienzan a simular sus primeras peleas. Comienzan a observarse situaciones en las que se desencadenan las simulaciones de pelea. HJ1 suele provocar los conflictos para escaparse cuando estos se inician, no obstante la respuesta de HJ2 suele ser más contundente. Las situaciones en las que se desencadenan los problemas son:

  1. Disputas por la comida: Desde pequeñas comían juntas, HJ1 lentamente y HJ2 rápidamente. HJ1 incluso daba la impresión que iba especialmente "lenta" para vigilar los restos y provocar a HJ2 para que le robase la comida, así iniciar la disputa; lógicamente a partir de los seis meses comieron separadas y encerradas, y no salían de su encierro hasta que HJ1 finalizaba el último gramo de pienso y se le retiraba su comedero.
  1. Disputas por espacios "especiales". Los espacios "especiales" son más propios de HJ2, por ejemplo la caseta donde está la comida, el rincón donde come, la entrada de la casa, el coche y en general cualquier espacio reducido donde ella toma posesión.
  1. Disputas por reclamo de la atención de la familia humana. HJ2 tiene que ser la primera en recibir la primera y última caricia, o sea es la primera en dirigirse al miembro de la familia y reclamar "toooda" su atención, si su hermana se acerca se inician los problemas.


Primeras disputas
Foto Binimeler

Existen, a la vez que estas tres "situaciones", "tres factores" que pueden coincidir o presentarse por separado que aumenta la intensidad y duración del conato o de la pelea sin más.

  1. Presencia física de la familia humana: Si se está iniciando la pelea o juego(ya que llega un momento que casi no se distinguen)y sales a poner orden, ésta aumenta de intensidad, si vuelves a entrar en casa, ésta disminuye e incluso deja de producirse. Es como si quisieran demostrar y exhibir a la familia humana su poderío, reafirmar su posición en la camada delante de nosotros o simplemente reclamar la atención.
  1. El momento del día: Cuando anochece es un momento especialmente delicado. Los Montañas están más activos, más excitados y con más ganas de "gresca". Otro momento complicado es a primera hora de la mañana.
  1. Antes y sobre todo después de comer: Todas las disputas son juegos de corta duración hasta los seis meses, y se limitan a encararse moviendo las mandíbulas a toda velocidad, para acto seguido perseguirse y morderse la cola, etc. De los 6 a 9 meses las situaciones que desencadenan disputas aumentan, la frecuencia y la intensidad de los juegos también. A partir de los 8 meses tenemos que intervenir por la intensidad de las disputas, sin embargo no parece todavía que éstas vayan en serio.

A los 9 meses a raíz de unas vacaciones de la familia humana, las hermanas se quedan solas por primera vez y juntas. Un familiar que no forma parte de la familia nuclear humano-canina, les da la comida y se produce la primera pelea de verdad. Realizamos un análisis generoso de la pelea y deducimos que ésta se ha producido por el "desamparo" de quedarse solas, etc. Sin embargo a partir de la primera pelea seria se produce un cambio significativo, hablando en jerga perrera, se "buscan". Conseguimos evitar nuevas peleas evitando todas las situaciones conflictivas, e introduciendo algún que otro castigo puntual y leve cuando se inician los conatos de pelea. Nunca habíamos aplicado castigo físico alguno a su madre y al padrastro (1).

(1) Aclaración castigo físico: Este consiste en coscorrones o bofetadas en la cabeza. Esta forma de castigo suele producir más dolor al que lo aplica, o sea a nosotros, que al Montaña que ni se entera cuando está de pelea con otro Montaña. Los golpes con un diario o cualquier objeto que haga ruido tampoco es efectivo, tampoco se enteran. Lo mejor para separarlas y que solía calmar los ánimos es agua a presión.

A los 11 meses se produce la segunda pelea y tomamos la "triste" decisión de separarlas para evitar tenerlas que coser semanalmente. De todas maneras una cosa si que es cierto y es que la relación es de amor y odio, sin duda alguna las disputas se producen para ser la número tres de la manada, pero no obstante no pueden vivir una sin la otra, soportan muy mal la separación e incluso hacen guardia en la puerta de la nueva separación y por las barreras se lamen y/o aúllan.


El "Jefe" vigila desde las alturas
Foto Binimeler

VIGILANCIA: Las dos hermanas prácticamente no han vigilado nunca hasta los 12 meses. Como decimos en casa jocosamente, no se han ganado el pienso que se han comido. Su madre a los 3 meses vigilaba día y noche, las hijas no. Es como si delegaran sus responsabilidades a los adultos. Solamente cuando el macho adulto esta fuera del territorio o inmovilizado por lesión, la madre las obliga y se dividen el territorio.

 

2. Relación Madre-Manada

En general la madre modifica su comportamiento con respecto a todos los miembros de la Manada, no obstante más que cambiar lo que hace es rectificar, reafirmar su posición y madurar. En lo que hace referencia a su comportamiento habitual individual, la madre realiza los siguientes cambios:

  1. Obsesión por la Vigilancia. Está permanentemente atenta a cualquier ruido, amenaza y coordina las tareas de vigilancia de los hijos(tanto hembras como incluso el macho joven)
  2. Menor interés por el juego en general.
  3. Menor necesidad de búsqueda de caricias de la familia humana y consecuentemente menos cariñosa.

2.1. Relación madre-hijas

La relación de la madre con las hijas es la otra relación, junto a la anterior, con características más marcadas y con todo un repertorio de conductas y actitudes singulares, y novedosas para nosotros.

La madre tiene desde los inicios una especial sensibilidad con la HJ2, la protege, la cuida y se lo permite casi todo. En cambio la madre con la HJ1 de mayor Dominancia, la relación es diferente desde los dos meses. La madre necesita reafirmarse y reafirmar su posición en la manada desde el inicio, es consciente de ello, detecta desde los primeros momentos de su camada cual puede ser la fémina rival, y cual su cómplice para perpetuarse como líder de las hembras. Es por lo tanto, desde los dos meses de vida de las jóvenes hembras, que se inicia, por así decirlo, el ritual del Marcaje de Autoridad. La madre inicia de forma sistemática(hasta el día de hoy)un marcaje implacable sobre la HJ1; éste consiste en una llave de "judo" que realiza la madre sobre la hija, que tiene como objetivo dejar inmovilizada a la hija panza arriba, con los dientes de la madre sobre la yugular u hocico de ésta.


"La manada da los buenos días"
Foto Binimeler

Esta acción de marca de Dominancia y de Jerarquía la realiza la madre en las siguientes situaciones:

  1. Cuando la HJ1 no cumple con su cometido de vigilancia(bastante frecuente).
  2. Cuando la molesta o se muestra impertinente.
  3. Cuando entra en el territorio de Dominancia, ya sea del exterior o de una zona de reclusión que existe en el territorio(situación más frecuente).
  4. Cuando la HJ1 quiere jugar con el macho adulto.

Este ritual se produce a diario varias veces y es en la mayoría de los casos, la hija que va a "buscar" a la madre para que ejerza su dominancia y su autoridad, cuando se le "olvida" a la hija dirigirse a la madre ésta suele recordárselo con mayor brutalidad.

Con respecto a la HJ2 el ritual de dominancia no se inicia hasta que ésta tiene 9 ó 10 meses, se realiza muchas menos veces y con menor intensidad. A la HJ2 no se le olvida nunca rendir sometimiento a la madre.

Aunque el "ritual" no tenga comparación en cuanto a frecuencia e intensidad, y la HJ2 tenga mejor relación con la madre que la HJ1, el miedo o pánico que demuestra la hija favorita es mayor cuando la madre se enfada, llegando incluso a orinarse.

Una curiosidad de la relación de la madre con las hijas es el juego a lo Montaña(o sea hacer el bestia).La madre no juega nunca(salvo despiste)con la HJ1 o hija dominante, en cambio con la HJ2 juega con ella con asiduidad desde que ésta tiene 6 ó 7 meses y la madre no tiene miedo de lastimarla.


"Juegos a lo Montaña"
Foto Binimeler

Otro aspecto a destacar con respecto a la madre en relación a sus hijas, es la madurez no sólo psíquica sino física. La madre ha presentado durante su crecimiento un mayor desarrollo psíquico y físico que sus hijas, reflejado en el hecho que la madre con 8 meses tuvo el primer celo, y sus hijas todavía no lo han tenido con 14 meses. Seguramente la hipótesis que las funciones propias del animal adulto, o sea la "responsabilidad" (vigilancia, guarda, etc.), acelera el desarrollo físico, podría explicar las extraordinarias diferencias en el desarrollo físico/psíquico de las hembras de la manada.

2.2 .Relación madre-macho adulto

La relación de la madre con el macho adulto ha cambiado muy poco. Siguen repartiéndose las funciones de vigilancia, siguen jugando juntos (un poco menos)y siguen teniendo un extraordinario vínculo afectivo que queda reflejado cuando, por alguna circunstancia, tienen que separarse. Es bastante celosa de cualquier atención que el macho adulto proporcione a las jóvenes. Hasta los 4 meses de las jóvenes, la madre impedía que el macho se acercara a ellas, a partir de esa edad la madre impedía que las hijas se acercasen al macho. Bajo ningún concepto, salvo despiste, la madre deja que la joven dominante juegue con el macho adulto, interviniendo bruscamente para evitarlo. Con la hembra joven 2,la relación de la madre con respecto al macho es diferente. Cuando la HJ2 cumple los 10-11 meses, la madre permite el juego con el macho, siempre y cuando ella participe.

2.3. Relación madre-macho joven

Las visitas ocasionales del macho joven son muy plácidas, el alto grado de sociabilidad de éste, la corta temporalidad de sus visitas, la edad y el convencimiento que no es su territorio de Dominancia, hace que acepte el estatus de la madre y que acepte con resignación sus broncas, las cuales se producen sobre todo el primer día de sus estancias ocasionales, como si le reprochara su "larga" ausencia. Cabe pensar sobre la relación del joven Montaña con su madre, que si el Imprinting de los jóvenes Montañas con los rebaños de corderos se inicia el primer mes, si éste está hasta los dos meses y medio con su camada canina, parece lógico pensar que el recuerdo de su madre exista, y que su autoridad se mantenga en el tiempo.

A diferencia de la relación con las jóvenes hembras, la madre siempre ha jugado con el joven macho e incluso nunca le ha molestado que éste quiera jugar con el macho adulto.

 

3. Relación Macho Adulto -Manada

Básicamente la vida del macho adulto no ha cambiado en casi nada, quizás es el miembro del grupo que menos cambios ha sufrido su vida cotidiana. Realmente el macho desde el primer momento, o sea cuando convivía con 9 cachorros depredadores y una madre furibunda, estaba en otra órbita, en otra dimensión. Evita el contacto con los cachorros, incluso da la sensación que huye de ellos, lo inquietan, lo persiguen y muestra una paciencia extraordinaria.

Es como si "aparentemente" lo de los cachorros y la manada no fuera con él, pero sólo aparentemente, ya que tuvimos ocasión de comprobar todo lo contrario a pesar de que se hacia el loco. A raíz de la visita de una persona ajena a la familia, ésta sin querer golpeó a un macho de dos meses, el supuesto padrastro ignorante a priori de la prole, lanzó un rugido y una mirada, que el visitante entró corriendo en la casa y un año después todavía se acuerda de esa mirada.

En lo único que va a cambiar significativamente la vida del macho será en su actividad sexual, ya que gracias a estar vasectomizado, tiene libertad para realizar cuentas montas quiera; ahora de repente sus montas se pueden triplicar.


El "Jefe" controlando la manada
Foto Binimeler

3.1 .Relación macho adulto-hembras jóvenes

Hasta que las hembras no tienen un tamaño casi adulto, o sea 9-10 meses, el macho no ha querido saber nada de ellas, contadísimas ocasiones ha demostrado su autoridad. Sólo cuando las ha dirigido, sin demasiada frecuencia, en funciones de vigilancia se le ha visto especialmente ocupado. A partir de los 10 meses de las hembras el macho comienza a jugar con ellas, no obstante la madre, en la mayoría de los casos, impide los juegos si ella no es la protagonista con "su" macho.


3.2. Relación macho adulto-macho joven

A priori en las convivencias ocasionales del macho joven con la manada, concretamente la de los 9 y 14 meses, se podría prever ciertas tensiones entre los dos machos de parecida potencia física en esos momentos(ya que el joven, de adulto, será mucho más potente que el padrastro)no obstante ha existido una convivencia magnífica. Todo lo comentado con anterioridad con la madre es válido para con el macho adulto. Las especiales características psíquicas del joven, la figura de autoridad del macho adulto desde su nacimiento, la edad del joven, el claro convencimiento, por parte de éste, que está de visita y el hecho de no tener que luchar con el adulto por nada, justifica la "Pax Montañera"(por lo menos de momento). Sin embargo en la relación del MACH con el MJ se observan ciertos matices con respecto a la relación que el primero tiene con las hembras jóvenes. El macho adulto no juega nunca con el joven, bajo ningún concepto, a pesar de que el último siempre lo inste a hacerlo de forma sumisa. Existe una zona del territorio exclusiva del MACH que es el tejado de la casa, el cual no es ocupado nunca por ninguna de las tres hembras, en cambio el MJ lo ocupa desde los 9 meses con total naturalidad. El MJ acepta la autoridad de la madre con resignación pero no la busca, en cambio el MJ "busca" al MACH para demostrarle su sometimiento, nos atreveríamos a decir que lo idolatra.


Los Machos comparten tejado
Foto Binimeler

 

4. Relación Macho Joven con las Jóvenes Hembras

El MJ ha tenido desde cachorro hasta el día de hoy una relación diferente con las dos hembras. Con la HJ1 siempre ha demostrado mayor afecto, son prácticamente inseparables, en cambio con la HJ2 siempre han tenido una relación más distante. La distancia con la HJ2 es sobre todo responsabilidad de ésta desde cachorros, ya que aunque juegan alguna vez, se muestra recelosa de su presencia, sobre todo ante la madre y la familia humana.

El MJ no suele tener problemas para someterse a las hermanas en sus juegos de dominancia, aunque cuando el juego se encrespa sabe perfectamente sacar el genio y demostrar su superioridad física, pero le cuesta perder los nervios.

La relación entre todos ellos, a pesar de la mayor atracción que siente el macho hacia una de las hermanas, es de gran sosiego, si la comparamos con la que existe entre las hembras jóvenes. Realmente el macho, los machos y las hembras están en otra dimensión de la manada, no compiten. Sus roles, funciones y responsabilidades son complementarias.

 

  CONCLUSIONES
 
No dudamos que la convivencia de otras manadas de Montañas puedan producirse sin resultados dramáticos entre los miembros del mismo sexo, sin embargo las características de los componentes y las condiciones/situaciones de la manada tienen que ser radicalmente diferentes a la nuestra.

En primer lugar cabe pensar que para que no existieran problemas, las diferencias de edad entre los miembros de la manada tienen que ser grandes y las diferencias entre el carácter dominante de los mismos también, no obstante que se den las dos características es estadísticamente improbable, y más teniendo en cuenta como se ha seleccionado el carácter del Montaña para ser un animal dominante e independiente. Hemos podido comprobar en una manada de un consocio cómo dos Montañas hembras, una de 10 años (alta Dominancia), y una de 2 años(alta Dominancia), como la primera a pesar de su edad y poco tamaño, no se dejaba "dominar" bajo ningún concepto por la Joven, poniendo en cada trifulca en grave riesgo su vida (y de hecho murió de anciana sin abandonar el liderazgo).

En segundo lugar para evitar problemas deberíamos tener un territorio de convivencia de la manada, donde la comida esté a disposición de sus miembros todo el día(se evitan las peleas por la comida), donde estén totalmente aislados del exterior(o sea que no tengan nada que vigilar), donde el hacinamiento de los perros sea muy alto, donde se aíslen a las perras en celo, y donde el contacto con los humanos sea el menor posible(se evitan los problemas para llamar a la atención de los humanos).

En tercer lugar, para evitar problemas, deberíamos realizar un programa de castigo aplicado al menor atisbo de pelea de los miembros de la camada, desde que éstos son cachorros, modificando su fuerte personalidad milenaria.

Y en cuarto lugar, etc., etc.

Demasiadas casualidades se tienen que producir, demasiadas condiciones y situaciones tenemos que crear y modificar, y demasiados quizás artificios para abortar seguramente el carácter, el comportamiento, la funcionalidad y la libertad de un animal que se ha creado para ser libre, potente, dominante e independiente, y no para vivir en una urna de cristal "blindado".


Familia bien avenida
Foto Binimeler

 

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